El comportamiento de las empresas cada vez se orienta más al outsourcing en la gestión de sus cobros puesto que los departamentos de administración y contabilidad no rentabilizan su tiempo persiguiendo facturas atrasadas o impagadas.
Con esto la empresa consigue un triple objetivo:
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Desfamiliarizar las relaciones comerciales con algunos clientes, en las que a menudo se hace uno uso desmedido de la confianza devengada de años de trabajo para no atender a los calendarios de pago con el rigor que se debiera.
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Consigue un valor añadido para su marca en la cual se deja claro un mensaje para potenciales deudores: esta empresa, si combate su morosidad.
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Reducir costes y optimizar las funciones de su personal administrativo.