Aquí mando yo !!
Carlos L. Chinchilla Cruz, MBA · dic-2013
Las últimas dos generaciones que ya han empezado a incorporarse al mercado laboral, están cambiando la manera de dirigir y cómo quieren ser dirigidos. Bien haríamos en ir despidiéndonos de algunos estilos de dirección que han quedado atrás, como el que sugiere este titular. Los ejercicios del poder en las organizaciones varían desde estilos abiertos y totalmente participativos, hasta estilos cerrados y absolutamente autoritarios. La palabra poder proviene del latín posere y pose est, que significa “ser posible” o “ser capaz de”. Es la facultad, habilidad o capacidad para llevar a cabo una determinada acción. Implica la capacidad de influenciar a otras personas, la cual puede provenir de fuentes tales como: la personalidad, la posición, el conocimiento y la legalidad, entre otras. Me referiré a estas cuatro por ahora. El ejercicio del poder basado en la personalidad se conoce como “carisma” y es poco común; se le atribuye a muchos de los grandes líderes de la humanidad que generaron importantes movimientos por el bien común, aunque algunos también causaron calamidades de enormes proporciones. El poder basado en la posición, todavía es muy utilizado en las distintas estructuras sociales. En las empresas, por ejemplo, encontramos el poder del “jefe”, que en muchos casos es una entidad insuficiente para influir de manera extraordinaria en los resultados que deben lograr los subordinados. Con frecuencia utiliza el carácter fuerte y la mano dura como herramientas básicas para dirigir. Su capacidad para premiar y castigar (vieja fábula del burro y la zanahoria) le facilita la conquista de algunos adeptos y unos cuantos tributos de pleitesía, que poco o nada tienen que ver con la calidad del desempeño y la productividad. El problema es que a algunos “jefes” les tomó mucho tiempo descubrir que en muchos casos “no hay zanahoria”, además de que “no dirigimos burros sino colaboradores”. Por lo tanto, este es el estilo más propenso a ser destruido por las nuevas generaciones. Hoy a la “zanahoria” se le exige ser mucho más que la simple “paga”; se requiere trato humano, respeto, motivación, puestos de trabajo enriquecidos y entretenidos, así como otros factores que contribuyen a crear un gran lugar para trabajar como la posibilidad de desarrollarse y hacer carrera, el sentido de propósito y el sentido de pertenencia. El poder de experto se fundamenta en el conocimiento y es el que genera mayor impacto y consistencia en la calidad del desempeño. La nueva fuerza laboral valora mejor esta fuente de poder y gusta de los estilos de liderazgo basados en ella. Actualmente no se trata de una sola persona en el ejercicio del poder, sino que éste se va ejerciendo en distintos momentos por los diferentes integrantes de los equipos de trabajo, obteniendo de esta manera un modelo de liderazgo compartido. Aunque es fundamental la figura del líder, el poder lo ostenta el equipo empoderado, del cual el líder forma parte. El poder político basado en disposiciones legales o en normativas generalmente aceptadas por determinado tipo de organización social, pocas veces es capaz de influir en el desempeño más allá de los niveles mínimos aceptables. Esta fuente de poder hoy atraviesa un periodo de crisis y transformación, inducida especialmente por la pérdida de credibilidad y en consecuencia, de autoridad. El viejo estilo se ha agotado y sin duda alguna, deberá ser reinventado Si usted desea crear equipos de trabajo autodirigidos y de alto desempeño, en los que aún cuando usted necesite ausentarse pueda confiar en que siempre se haga un buen trabajo, es importante revisar, redefinir y alinear los estilos de liderazgo con los valores organizacionales, los objetivos estratégicos y las metas de su organización. El equipo de Zona Empresarial con gusto le asistirá en su proceso de cambio y alineamiento estratégico, así como en el fortalecimiento y la consolidación de las competencias de liderazgo en sus cuadros medios y de alto nivel. Consúltenos.