Gerencia en tiempos de crisis
DE REGRESO A LO FUNDAMENTAL
Esencialmente, entendemos como CRISIS, el estado alterado de una realidad que se ha tornado inestable e insostenible.
La atención de la pandemia global del virus COVID-19, ha llevado a la mayoría de los países a tomar medidas extremas con el propósito de mitigar los posibles efectos. Entre ellas:
cierre temporal total o parcial de establecimientos comerciales,
disminución de jornadas de trabajo durante la emergencia,
suspensión temporal de contratos laborales,
moratorias crediticias,
baja de intereses,
amnistía tributaria,
reducción temporal de cuotas patronales,
y otras más.
Pero es necesario comprender que las familias, las empresas, los gobiernos y los países, interactúan dentro de un sistema económico que les permite satisfacer sus necesidades mutuamente, donde las decisiones suelen afectar a todo el sistema.
En el cortísimo plazo (días o semanas), estos actores económicos podrían sobrevivir la parálisis económica hasta consumir sus ahorros. Pero con el transcurso de los días, esa posibilidad desaparecerá en medio de un desorden económico y social, que podría alcanzar proporciones gigantescas.
La buena noticia es que podemos cambiar ese sombrío panorama. La humanidad ha extraído conocimiento y experiencia de numerosas crisis en el pasado.
Sobrevivir es un problema de todos y todos debemos resolverlo de manera responsable.
Para sobrevivir, las familias, las empresas y el Estado, requieren de la acción orquestada, eficaz y oportuna, tanto de los trabajadores y empresarios como del gobierno.
Como lo sugiere el término orquestada, no se trata de una acción unilateral, sino estratégica y participativa, pero concertada con la ayuda de un liderazgo capaz.
Al analizar la palabra eficaz, las preguntas que debemos contestar con toda honestidad son:
¿esta acción propuesta resuelve el problema?
¿en qué medida?
¿por cuánto tiempo?
¿qué sigue?
En cuanto a oportuna, no podemos extendernos más, es YA, AHORA.
Como en toda crisis, la situación actual está demostrando a las familias, empresas y gobiernos, la importancia del ahorro, de evitar gastos superfluos, de no endeudarse más allá de las posibilidades de pago reales y prudentes.
¿Qué pueden hacer las familias?
Detener de inmediato lo superfluo.
Ajustar el estilo de vida a los ingresos reales.
Ahorrar como mínimo el 25% de los ingresos, después de cubrir las necesidades esenciales.
Comparar precios y enfocarse en reducir costos sin sacrificar la calidad innecesariamente.
Aprovechar todas las capacidades productivas de su núcleo familiar para generar ingresos frescos.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Eliminar toda actividad improductiva.
Limitar las actividades de ‘dudosa’ productividad que no puedan ser eliminadas.
Comparar precios de los proveedores y negociar costos hacia la baja sin sacrificar la calidad.
Reducir el riesgo crediticio y la mora.
Analizar de inmediato la cartera de cuentas por cobrar con un enfoque en riesgos para determinar aquellos que muestren mayor impacto y alta probabilidad de ocurrencia.
Plantear estrategias de recuperación acelerada de la cartera de cuentas por cobrar.
Incentivar fuertemente la venta de contado.
Optimizar rutas de distribución.
Ampliar los canales de comercialización más económicos como las televentas.
Liquidar inventarios más antiguos.
Trasladar pasivos de corto plazo a largo plazo.
Deshacerse de activos no productivos o activos tóxicos.
Aumentar la frecuencia de control mediante un monitoreo diario o permanente de los principales indicadores de desempeño y de gestión.
Aumentar la frecuencia de contacto con los clientes que conforman el 80/20 de sus resultados para mantener viva su lealtad y apoyarse mutuamente.
Aumentar el contacto con su personal clave para mantener vivo su compromiso.