Lo que de verdad le interesa al jefe
Carlos L. Chinchilla Cruz, MBA · mar-2014
Algunos comportamientos de los subordinados pueden satisfacer el ego del jefe, pero en poco o nada contribuyen a la cuenta de resultados de la empresa. Si preguntamos a los subordinados qué le interesa al jefe de ellos, las respuestas serán más o menos: “que trabaje bien”, “que le entregue el trabajo a tiempo”, “que no lo haga quedar mal ante su superior”, “que trabaje duro”, “que produzca más con menos costos”, “que venda más”, “que no llegue tarde” y otras respuestas similares. Todo eso es cierto, pero según Antonio Valls (2003), el jefe solo quiere que le ayuden a progresar en su propia trayectoria profesional. En realidad, necesita que los subordinados sean participativos, que tengan espíritu independiente, que sean pensantes y que manifiesten un comportamiento muy activo. De acuerdo con Kelly (1998), los subordinados se pueden clasificar en cinco categorías, como se ilustra en la figura superior:
Corderos: hacen lo que se les dice, ni más ni menos. Son pasivos, tienen baja motivación, muestran poca iniciativa y son altamente dependientes de su jefe. No logran desarrollarse profesionalmente, se estancan. Más temprano que tarde, el jefe los sustituirá. Viven plácidamente en su zona de confort.
Si, señor: también conocidos como yes-man, son altamente dependientes del jefe pero son muy activos y manifiestan iniciativa o interés por participar en todo lo que pueden. Los hay positivos y también negativos. El subordinado “si, señor; negativo” degenera su comportamiento en conductas serviles, con frecuencia actúa solo para quedar él bien, aparenta estar muy ocupado o se ocupa en muchas cosas vanas, y si tiene la oportunidad opaca o se aprovecha del trabajo de otros. Por otra parte, el subordinado “si, señor; positivo”, hace lo que se le dice y si se le dan claras las instrucciones, podrá dar más dado su alto nivel de actividad. Este último, puede permanecer en la organización y desarrollarse.
Alienados: Generalmente son colaboradores que tienen mucha capacidad y antes se desempeñaron muy bien, sin embargo algo o alguien los ha desmotivado a tal punto que hoy hacen el mínimo esfuerzo para permanecer en su trabajo, pero constantemente hacen críticas destructivas y no aportan ninguna solución. Suelen pasar desapercibidos para evitar ser separados de la organización. Un jefe atento los descubrirá y buscará pronto un reemplazo eficiente.
Pragmáticos: Se mueven en los promedios. Son moderadamente activos y cuando se requiere actúan con gran independencia, volviendo luego a su estado habitual. No destacan por el logro de resultados extraordinarios. Su mediocridad los hace permanecer en la zona de confort. Conforme la organización va siendo más competitiva o debe serlo, estos colaboradores deben ir cediendo su lugar a otros más competitivos.
Estrella: es la categoría más valiosa de subordinados. Son individuos competentes, altamente motivados, independientes, pensantes y frecuentemente logran resultados extraordinarios. Los buenos jefes siempre se apoyan en ellos y los tienen en alta estima. La organización que desee retenerlos debe brindarles la oportunidad real de hacer carrera y crecer.
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