Conocimiento: clave del desarrollo organizacional
Carlos L. Chinchilla Cruz, MBA · abr-2014
¿Cuál es el conocimiento realmente valioso para cada organización? ¿A qué le podemos llamar “capital intelectual”? ¿Se puede medir el capital intelectual? ¿A qué le llamamos hoy “talento”? ¿Qué es una “organización inteligente”? Hace poco más de un cuarto de siglo, lo que aprendimos sobre los factores clásicos de la economía (tierra o recursos materiales, mano de obra y capital), dejó de ser suficiente. La nueva economía de la sociedad postcapitalista, está basada en un nuevo factor que se abrió su propio espacio y se ha convertido por mérito propio, en el factor clave para el desarrollo organizacional: el conocimiento. Incalculables cantidades de datos están hoy disponibles a menos de un “click”. La colección y organización de datos -de acuerdo con ciertos criterios predeterminados- da lugar a la información y ésta al conocimiento. Pero no todo conocimiento es útil. “Lo que hoy se entiende por conocimiento es la información que demuestra su eficacia en los hechos; la información que se enfoca en los resultados”. (P. Drucker) Si coincidimos con el pensamiento de Ikujiro Nonaka que declaró que “en una economía donde la única certeza es la incertidumbre, la única fuente duradera de ventaja competitiva es el conocimiento”, a lo cual agregamos que el conocimiento es dinámico, comprenderemos rápidamente que en el futuro próximo solo sobrevivirán y obtendrán éxito las organizaciones inteligentes, las organizaciones que aprenden. Una organización aprende sólo si sus miembros aprenden. Seguramente ya usted se habrá preguntado: ¿Aprender qué, exactamente? Existe una gran cantidad de modelos para determinar el capital intelectual y para medirlo. La mayoría de ellos reconocen la utilidad de la siguiente ecuación: CAPITAL INTELECTUAL = (CAPITAL HUMANO) + (CAPITAL ESTRUCTURAL) + (CAPITAL NO EXPLICITADO)
Donde:
Capital humano: se refiere a los conocimientos, aptitudes, motivaciones y formación de los colaboradores.
Capital estructural: como la capacidad de innovación, portafolio comercial, relaciones con los clientes (cartera), relaciones con los proveedores, calidad de los procesos productos y servicios, cultura empresarial, capital de comunicación de la empresa, identidad e imagen corporativa, marcas, patentes de invención, entre otros.
Capital no explicitado: son los capitales humanos o estructurales no incluidos en los anteriores por su importancia relativa menor, pero que en su conjunto se tornan representativos.
Amable lector(a), esperamos haberle inquietado con esta breve motivación temática, pero mejor aún si hemos podido dejarle más preguntas que le conduzcan a formular estrategias para:
atraer, desarrollar y retener el talento clave en su organización,
formular planes concretos para crear y reunir todo el capital intelectual en su empresa y
abrir espacios participativos para aprovechar al máximo ese valioso capital intangible que es el conocimiento como ventaja competitiva actual.
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